dimanche 31 octobre 2010

Sortie VTT du 31/10 – Ermenonville resplendissante


Nous étions une douzaine de VTTistes ce matin, malgré le changement en horaire d’hiver, à être présents au départ à 09h00 pour une jolie sortie dans une forêt d’Ermenonville revêtue de ses plus belles couleurs d’automne.

Le changement de saison se fait remarquer de façon claire et précise en pleine forêt; les feuillages virent au doré et au rouge écarlate, les chemins se tassent peu à peu; les fougères disparaissent et les traces de sangliers sont omniprésentes.

Nous avons empruntés de nouveaux chemins ce matin, oui c’est encore possible, grâce à Hervé et au tandem d’Alexis et Mickael. Hervé n’était pas peu fier de nous montrer ses chemins secrets derrière Montlognon avec des montées raides et glissantes. Les deux “djeuns” d’Ermenonville ont pris le relais pour nous emmener sur leur terrain de jeu habituel non loin de la Mer de Sable, et notamment vers un “point de vue” rocheux digne de Fontainebleau.


Selon mon GPS, donc à mon rythme, nous avons fait 35 kms en 2h03 de temps de roulage, à 16,9 km/h de moyenne avec +339m de dénivelé. Si, on revanche, on considère que le temps écoulé total était de 3h10 on constate que nous avons passé plus d’un tiers du temps total à l’arrêt! 1 heure et 7 minutes sur 3 heures est effectivement très long à rester immobile. Nous devrons rechercher des solutions pour augmenter le temps de roulage effectif et ramener le temps à l’arrêt à un niveau plus raisonnable.

Nous sommes de grands sportifs après tout!  A demain 09h00!

dimanche 24 octobre 2010

Sortie VTT 24 Octobre 2010

P1070820On nous annonçait de la pluie, et c’est finalement une belle matinée dont nous avons su profiter autour de Coye la Forêt et des Etangs de Comelles.

42,5 Kms de chemins et single tracks gentiment enroulés en 2h46 sans forcer véritablement.

Pas de casse ni crevaison mais beaucoup trop de sable humide dans les transmissions !

Au passage du gué au Chateau de Coye  12 “gamins” se sont amusés à faire des ronds dans l’eau …. vidéo en cours de transfert sur You Tube.

Félicitations à Franck² qui a tenu la distance pour une première avec le VCS et merci à Jacky pour avoir fait le déplacement de Beauvais.

Trace GPS : http://connect.garmin.com/activity/54150793

samedi 23 octobre 2010

Sortie route du 23/10 – 72 kms


Sympathique sortie ce matin pour Gilles et David. Départ matinal à 08h30 par un temps très frais, nous n’avions vraiment pas chaud pendant les premiers kilomètres, mais ça rentrait vite dans l’ordre avec l’échauffement.

Une petite boucle de 72 kms et +430m partant de Senlis vers Borest, Montépilloy, Rully, Rosières, Droizelles, Nanteuil, Ermenonville puis retour par la forêt nous a permis de bien démarrer notre weekend à vélo, tout en restant au sec! Pas une seule goutte de pluie n’a été essuyée pendant la sortie alors que là ça tombe dehors à l’heure actuelle.

Ca promet de la boue pour demain en VTT…

jeudi 21 octobre 2010

Vidéo des Brumes par les Vététeux


Voici la vidéo faite par les Vététeux lors des Brumes de l’Automne…Quelques passages avec nous à partir de 5:19.

Il y a du vélo au programme pour ce WE, préparez vos cuisses et vos vélos!

lundi 18 octobre 2010

¿Quién cocinó el planeta?, por Paul Krugman

A continuación presentamos un artículo del economista premio nobel Paul Krugman. Aunque bien sabemos que ni ser economista ni ser premio nobel realmente tiene que ver con ser una buena persona, encontramos en éste artículo una reflexión importante sobre la ineficiencia de las políticas del medio ambiente y el bochornoso "espíritu ambiental", que ahora parecen tener todas las corporaciones y grandes marcas.


Hemos pasado del universo "light" al universo "eco"; no obstante, ¿cuales han sido los beneficios de ésta conciencia y de las promesas electorales de los políticos del mundo? ¿Existe realmente una conciencia ambiental o un proyecto de propaganda política incapaz de afrontar los problemas?


Apuesto a que todavía se están riendo en el Olimpo por la decisión de hacer la primera mitad de 2010 —el año en el que murió toda esperanza de una acción para limitar el cambio climático— la más caliente en los registros.


Claro, no se pueden inferir tendencias en las temperaturas mundiales por la experiencia de un año. Sin embargo, ignorar ese hecho ha sido desde hace mucho uno de los trucos favoritos de quienes niegan el cambio climático: señalan un año inusualmente caliente en el pasado y dicen: “¡Miren, el planeta se ha estado enfriando, no calentándose, desde 1998!”. En realidad, fue 2005 y no 1998 el año más caliente hasta la fecha; pero el punto es que las temperaturas que rompen récords que estamos experimentando actualmente han hecho que un argumento tonto sea aún más disparatado, y en este momento no funciona ni siquiera en sus propios términos.


Sin embargo, ¿acaso alguno de los negadores dice: “Está bien, creo que me equivoqué”, y apoya la acción climática? No. Y el planeta seguirá cocinándose.


Entonces, ¿por qué la legislación sobre el cambio climático no se aprobó en el Senado de los Estados Unidos? Hablemos primero sobre lo que no provocó el fracaso, porque ha habido muchos intentos por culpar a las personas equivocadas.


Antes que nada, no actuamos debido a dudas legítimas sobre la ciencia. Cada evidencia válida —promedios de las temperaturas a largo plazo que suavizan las fluctuaciones año con año, el volumen del mar congelado en el Ártico, el derretimiento de los glaciares, la relación entre altas récord y bajas récord— apunta a un aumento continuo, y posiblemente bastante acelerado, en las temperaturas mundiales.


La evidencia tampoco está contaminada con un mal comportamiento científico. Es probable que hayan escuchado sobre las acusaciones contra investigadores del clima —alegatos de datos inventados, el presuntamente condenatorio correo electrónico del “Climagate”, y así sucesivamente—. De lo que es posible que no se hayan enterado, porque ha recibido mucha menos publicidad, es que cada uno de estos presuntos escándalos se desenmascaró al final como un fraude tramado por los oponentes de la acción climática, que después muchos introdujeron en los medios informativos. ¿No creen que cosas semejantes puedan suceder? Piensen en Shirley Sherrod.


¿Las inquietudes razonables sobre el impacto económico de la legislación sobre el clima bloquearon la acción? No. Siempre ha sido chistoso, en una especie de forma de humor negro, observar a los conservadores que alaban el poder ilimitado y la flexibilidad de los mercados dar un giro de 180 grados e insistir que la economía se colapsaría si le pusiéramos un precio al carbono. Todas las estimaciones serias indican que podríamos introducir paulatinamente límites a la emisión de gases de efecto invernadero con cuando mucho un impacto reducido sobre el índice de crecimiento de la economía.


Así que no fueron la ciencia, los científicos o la economía lo que acabó con la acción sobre el cambio climático. ¿Qué fue entonces?


La respuesta es, los sospechosos de siempre: la codicia y la cobardía.


Si se quiere entender la oposición a la acción climática, hay que seguir el dinero. No se dañaría significativamente la economía en su conjunto si le ponemos precio al carbono, pero sí a ciertas industrias —sobre todo, las del carbón y el petróleo—. Y esas industrias han montado una enorme campaña de desinformación para proteger sus balances.


Miren a los científicos que cuestionan el consenso sobre el cambio climático; miren a las organizaciones que impulsan escándalos falsos; miren a los comités asesores que dicen que cualquier esfuerzo para limitar las emisiones paralizaría la economía. Una y otra vez, se encontrará que están en el extremo receptor de un ducto de financiamiento que empieza con las grandes compañías de energía, como Exxon Mobil, que ha gastado decenas de millones de dólares promoviendo la negación del cambio climático, o Koch Industries, que ha patrocinado organizaciones antiambientalistas durante dos décadas.


O vean a los políticos que a gritos se han opuesto más a la acción climática. ¿De dónde sacan gran parte de su dinero para la campaña? Ya saben la respuesta.


No obstante, no habría triunfado la codicia por sí misma. Necesitaba la ayuda de la cobardía; sobre todo, la de los políticos que saben que el calentamiento mundial representa una enorme amenaza, que apoyaron la acción en el pasado, pero desertaron de sus puestos en el momento crucial. Existen varios de esos cobardes climáticos, pero me permito señalar a uno en particular: el senador John McCain.


Hubo una época en la que se consideró a McCain amigo del ambiente; allá en 2003 pulió su imagen de independiente al ser uno de los que introdujeron la legislación por la que se habría creado un sistema de tope y trueque para las emisiones de gases invernadero. Reafirmó el apoyo para tal sistema durante su campaña presidencial, y las cosas podrían verse muy diferentes si hubiese seguido respaldando la acción climática una vez que su oponente estuvo en la Casa Blanca. Sin embargo, no lo hizo —y es difícil ver su cambio como algo que no sea el acto de un hombre dispuesto a sacrificar sus principios, y el futuro de la humanidad, por agregar unos cuantos años a su carrera política—.


Desgraciadamente, McCain no fue el único; y no habrá ninguna iniciativa de ley sobre el clima. Ha triunfado la codicia con la ayuda de la cobardía. Y todo el mundo pagará el precio.


Tomado de: http://elespectador.com/columna-216487-quien-cocino-el-planeta

Kenny Arkana: "La desobediencia civil no es violenta"

Son demasiados los que olvidaron el pasado.

La historia del hombre es una verguenza, lo repito.

El mundo es una espiral donde los mismos errores son repetidos.

A fuerza de provocar el horror nuestros corazones se vuelven hielo.

Nos hablan de beneficio, la condicion de hombre es eliminada.

Globalizacion y competencia son sus unicas frases.

Los pueblos son literalmente aplastados.

La creacion esta amenazada.



Ver el video para ver el mensaje completo de ésta artista...













Multinacionales y economia tienen trazadassus rutas por encima de nuestras libertades,

han jurado que nada se lo impedira y que la dictadura sera ocultada.

Por culpa de sus beneficios el porvenir es una ruina.

Esta panda de ingratos han reducido el planeta a un gran mercado.

La ley de los mas ricos mientras muchos mueren antes de ser mayores de edad.

Protestas tachadas de criminales si les molestas.

Mienten cuando dicen que el malestar sera pasajero.

Se asombran cuando la naturaleza se rebela como un pueblo enrrabietado.

Dicen ser transparentes cuando de sangre tienes las manos manchadas.

Desaconsejan fuertemente el tener ideas demasiado comprometidas.

Aceleracion de su plan despues de que los aviones fueran estrellados.

Y tu, dime, de que modo el sistema te ata?

Recomiendan la blasfemia y a la verdadera luz hacen linchar.

Todos nacimos con la cuerda al cuello, en algunos paises esta mas floja.

Hablan de justicia cuando la arrancaron de raiz.

Los mas gordos engordan sobre las cabezas de los que no tienen nada que masticar.

He aqui el mundo de hoy, parece que su plan marcha.

Nos sacude un progreso tecnico pero en el fondo todo esta deteriorado.

Hablan de evolucion cuando nuestra humanidad hecha picadillo.

Nuestro corazon no late en realidad y nuestro inconsciente esta disgustado.

Estres, angustia, cancer, depresion, son nuestro precio a pagar.

No buscamos la causa y los efectos queremos remediar.

Filosofia "fast-food" para que nuestro consciente sea vencido.

En nombre de la dignidad humana nosotros decimos: "Basta".



Recomendación para Zeitgeist de David Duarte (Col).

dimanche 17 octobre 2010

Brumes d’Automne

Quelques photos supplémentaires mais … statiques !!!

Les Brumes d’Automne 2010–mini reportage

Très bon parcours de 50 kms ce matin aux Brumes de l’Automne en forêt de Compiègne…avec un bon groupe de lève-tôt du VC Senlis.

Malgré la température matinale avoisinante les 4 degrés ce matin nous étions nombreux à croire les prévisions optimistes de Météo France et à vouloir faire du VTT en forêt de Compiègne.

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Donc, après l’enregistrement et le paiement des 4 euros, ce bon petit groupe de courageux s’est lancé sur les belles traces de cette randonnée.

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Vous noterez que l’absence du bon réglage de l’APN a donné des résultats pour le moins artistiques, mais ces photos parfois floues, prises entre deux glissades boueuses, des montées d’équilibristes et sur des singles n’autorisant aucun écart de guidon, vont nous immortaliser pour l’éternité…

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La traversée d’un pont en bois n’a posé aucune difficulté pour Pascal, Fabrice, Patrick, Régis et Roland.

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Un premier stop au ravito tombait bien après une quinzaine de kms et c’était plutôt bien fourni avec fromage, pate de fruits, bananes, abricots 4-quarts, pain d’épice, chocolat et les breuvages vert, orange et rose fluo traditionnels.

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Juste le temps de gober un machin ou deux, et puis voilà que l’on remet les gaz…

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Les +600m de dénivelé et ses cotes parfois pénibles ont permis quelques arrivées victorieuses à leurs sommets.

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Didier tout sourire a visiblement fait mal à ses compagnons derrière, tous à pied, mais pas Didier!

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Harry fait des effets de style à haute vitesse. Même l’appareil photo n‘arrive pas à le suivre…

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Pierre, Régis et Hervé en plein effort.

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On a eu le plaisir de croiser nos amis les Vététeux. A bientôt sur les magnifiques chemins de votre coin de l’Oise!

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Nous ne pouvions pas en terminer sans s’adonner aux joies de l’atelier vélo en pleine forêt et, une fois n’est coutume, c’est Patrick qui a glané conseils et réglages de ce sympathique monsieur installé près du ravito.

Sur mon GPS, je termine à 48 kms en 2h42, 17,7 km/h de moyenne et +602m de dénivelé. Ca valait donc bien la peine de s’extraire du lit.

samedi 16 octobre 2010

Petite sortie "Tranquille" du Samedi matin



"Tranquillement" et tout seul puisque les autres se sont dégonflés, j'ai fait ma petite sortie sous le soleil ce matin...
Soyez fort demain pour les brumes et au WE prochain...
Gilles

vendredi 15 octobre 2010

Las prácticas educativas de los ancestros favorecen el desarrollo integral de los niños

Los niños en edad preescolar son más empáticos, compasivos y cooperativos si a lo largo de su corta vida han recibido cariño en forma de contacto físico frecuente; si han sido amamantados durante bastante tiempo, sip han dormido con sus padres o si se les ha animado a que jueguen libremente con otros niños. Conociendo la forma como la sociedad actual moldea a los niños en su modelo de consumo y vacios desde la organización familiar, es importante recordar las prácticas que si favorecen un desarrollo apto de las siguientes generaciones. Ellas materializarán muchos "proyectos venus".


Esto es lo que sugieren los resultados de tres estudios dirigidos por la psicólogo de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, Darcia F. Narvaez, especializada en el desarrollo de la moral y del carácter de los más pequeños. Los estudios han revelado que existe una relación entre las prácticas educativas comunes en las sociedades cazadoras-recolectoras (en las que los humanos se han desarrollado durante el 99% de su historia) y una mejor salud mental, una mayor empatía y una mayor inteligencia en los niños.
 
Según explica Narvaez en un comunicado emitido por la Universidad de Notre Dame, estos resultados demostrarían que: “las raíces del funcionamiento moral se forman en los primeros años de vida, durante la infancia, y dependen de la calidad afectiva de la familia y del apoyo que reciban los niños por parte de su comunidad”.


Mirando a los ancestros


Las tres investigaciones realizadas por Narvaez y sus colaboradores fueron, en primer lugar, un estudio observacional (sin intervención de los investigadores, que se limitaron a medir las variables definidas) sobre las prácticas educativas de padres de niños de tres años de edad.


En segundo lugar, los investigadores realizaron un estudio longitudinal sobre la relación entre ciertas prácticas de educación y el abuso infantil. Los datos analizados en esta parte de la investigación fueron tomados de una investigación anterior, realizada por otro psicólogo de la Universidad de Notre Dame, John G. Borkowski, especializado en el impacto de los abusos infantiles y de la negligencia en el desarrollo de los niños.


Por último, se hizo un estudio comparativo de las prácticas educativas de madres estadounidenses y de madres chinas.


A partir de todas estas investigaciones, Narvaez identificó seis características de la crianza comunes en los tiempos de nuestros ancestros lejanos y que, en la actualidad, aún influyen en el correcto desarrollo moral de los niños.


Una de estas características sería el hecho de mantener mucho contacto positivo con los bebés y niños pequeños (cogerlos, acurrucarlos, abrazarlos, etc.). La segunda de ellas es la de responder rápidamente a las quejas y llantos de los bebés.


Evitar ciertos trastornos


Según Narvaez, esta prontitud en la atención hace que el niño no se altere y, en consecuencia, a su cerebro no lleguen las sustancias químicas tóxicas que produce el propio organismo en situaciones de estrés: “La calidez, el cuidado sensible hacia los niños, permite que sus cerebros estén en calma durante los años en que su personalidad se está formando”, afirma la psicólogo.


Otra característica de la crianza practicada por nuestros ancestros y que tiene un efecto positivo en el desarrollo infantil incluso en la actualidad es la de la lactancia materna durante un largo periodo (entre los dos y los cinco años).


Según Narvaez, el sistema inmunológico de los niños no está completamente formado hasta los seis años, y la leche materna proporciona la base para dicha formación.


En cuarto lugar, el hecho de que los niños puedan crecer con otros adultos que los cuiden y los quieran, más allá de los padres, también resulta positivo para el desarrollo moral de los niños, al igual que poder practicar el juego libre con compañeros de juegos de edades diversas.


En este sentido, estudios anteriores ya habían demostrado que los niños que no juegan lo suficiente durante su infancia son más propensos a padecer trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y otros desórdenes de la salud mental.


Una última característica que favorecería un óptimo desarrollo de la moral infantil serían los partos naturales, que estimulan en las madres la generación de las hormonas necesarias para cuidar al recién nacido y establecer con él el vínculo más apropiado.


Un tema preocupante


Tras constatar que la crianza con estas características favorece un desarrollo moral óptimo en los niños, Narvaez alerta del hecho de que, al menos en Estados Unidos, se está produciendo un declive en la aplicación de todas estas condiciones a la crianza.


Así, en lugar de ser cogidos en brazos, los niños pasan mucho más tiempo en carritos o asientos para coches que antes. Además, sólo el 15% de las madres norteamericanas amamanta a sus hijos durante meses, las familias extensas ya no existen y el juego infantil libre se ha reducido drásticamente desde 1970.


En su lugar, se han extendido prácticas y creencias nocivas sobre la crianza, como el aislamiento de los niños en sus propios dormitorios o la idea de que atender al llanto del niño demasiado rápidamente puede hacer que el niño “se malcríe”, explica Narvaez.


Al mismo tiempo, por estas u otras razones, investigaciones diversas demuestran que la salud y el bienestar de los niños y jóvenes norteamericanos han empeorado en los últimos 50 años: hay una epidemia de ansiedad y depresión entre los jóvenes; los comportamientos agresivos y la tasa de delincuencia aumentan en los niños; y la empatía, base de las actitudes morales y compasivas, se ha reducido en el caso de los estudiantes universitarios.


Según Narvaez, éste es un tema preocupante: “Los niños que no tienen sus necesidades emocionales cubiertas en los primeros años de vida tienden a ser más egoístas. No cuentan con el mismo grado de emociones relacionadas con la compasión que niños que han crecido en familias cálidas, sensibles”.


Los resultados de la presente investigación serán presentados en un simposio que se celebrará en octubre en la Universidad de Notre Dame. La preocupación sobre el estado en que, actualmente, llegan los niños a los colegios de Estados Unidos (con pobres aptitudes sociales, escasa regulación emocional y hábitos que no promueven los comportamientos sociales) ha inspirado el encuentro, tal y como se explica en la página web oficial.

jeudi 14 octobre 2010

El hombre que plantaba árboles, de Jean Giorno

"Si uno quiere descubrir cualidades realmente excepcionales en el carácter de un ser humano, debe tener el tiempo o la oportunidad de observar su comportamiento durante varios años. Si este comportamiento no es egoísta, si está presidido por una generosidad sin límites, si es tan obvio que no hay afán de recompensa, y además ha dejado una huella visible en la tierra, entonces no cabe equivocación posible..."

 
Este es un fragmento del relato de Jean Giono llamado "El hombre que plantaba árboles", que nos descubre la generosidad de un hombre con su entorno. La sabiduría del saber esperar, la observación del entorno, la humildad, son valores poco habituales en nuestra época que necesitamos recuperar. A continuación podrán encontrar el texto completo en español y un excelente cortometraje de adaptación del cuento, realizado por el canadiense Frederick Back.








El hombre que plantaba árboles 1/2 from David Páez on Vimeo.

Segunda Parte.







Director: Frederick Back

Año: 1987



EL HOMBRE QUE PLANTABA ÁRBOLES
Escrito por Jean Giorno


Hace cuarenta años hice un largo viaje a pie a través de montañas completamente desconocidas por los turistas, atravesando la antigua región donde los Alpes franceses penetran en la Provenza. Cuando empecé mi viaje por aquel lugar todo era estéril y sin color, y la única cosa que crecía era la planta conocida como lavanda silvestre.


Cuando me aproximaba al punto más elevado de mi viaje, y tras caminar durante tres días, me encontré en medio de una desolación absoluta y acampé cerca de los vestigios de un pueblo abandonado. 




Me había quedado sin agua el día anterior, y por lo tanto necesitaba encontrar algo de ella. Aquel grupo de casas, aunque arruinadas como un viejo nido de avispas, sugerían que una vez hubo allí un pozo o una fuente. La había, desde luego, pero estaba seca. Las cinco o seis casas sin tejados, comidas por el viento y la lluvia, la pequeña capilla con su campanario desmoronándose, estaban allí, aparentemente como en un pueblo con vida, pero ésta había desaparecido.


Era un día de junio precioso, brillante y soleado, pero sobre aquella tierra desguarnecida el viento soplaba, alto en el cielo, con una ferocidad insoportable. Gruñía sobre los cadáveres de las casas como un león interrumpido en su comida... Tenía que cambiar mi campamento.


Tras cinco horas de andar, todavía no había hallado agua y no existía señal alguna que me diera esperanzas de encontrarla. En todo el derredor reinaban la misma sequedad, las mismas hierbas toscas. Me pareció vislumbrar en la distancia una pequeña silueta negra vertical, que parecía el tronco de un árbol solitario. De todas formas me dirigí hacia él. Era un pastor. Treinta ovejas estaban sentadas cerca de él sobre la ardiente tierra.




Me dio un sorbo de su calabaza-cantimplora, y poco después me llevó a su cabaña en un pliegue del llano. Conseguía el agua -agua excelente- de un pozo natural y profundo encima del cual había construido un primitivo torno.


El hombre hablaba poco, como es costumbre de aquellos que viven solos, pero sentí que estaba seguro de sí mismo, y confiado en su seguridad. Para mí esto era sorprendente en ese país estéril. No vivía en una cabaña, sino en una casita hecha de piedra, evidenciadora del trabajo que él le había dedicado para rehacer la ruina que debió encontrar cuando llegó. El tejado era fuerte y sólido. Y el viento, al soplar sobre él, recordaba el sonido de las olas del mar rompiendo en la playa.


La casa estaba ordenada, los platos lavados, el suelo barrido, su rifle engrasado, su sopa hirviendo en el fuego. Noté que estaba bien afeitado, que todos sus botones estaban bien cosidos y que su ropa había sido remendada con el meticuloso esmero que oculta los remiendos. Compartimos la sopa, y después, cuando le ofrecí mi petaca de tabaco, me dijo que no fumaba. Su perro, tan silencioso como él, era amigable sin ser servil.


Desde el principio se daba por supuesto que yo pasaría la noche allí. El pueblo más cercano estaba a un día y medio de distancia. Además, ya conocía perfectamente el tipo de pueblo de aquella región... Había cuatro o cinco más de ellos bien esparcidos por las faldas de las montañas, entre agrupaciones de robles albares, al final de carreteras polvorientas. Estaban habitadas por carboneros, cuya convivencia no era muy buena. Las familias, que vivían juntas y apretujadas en un clima excesivamente severo, tanto en invierno como en verano, no encontraban solución al incesante conflicto de personalidades. La ambición territorial llegaba a unas proporciones desmesuradas, en el deseo continuo de escapar del ambiente. Los hombres vendían sus carretillas de carbón en el pueblo más importante de la zona y regresaban. Las personalidades más recias se limaban entre la rutina cotidiana. Las mujeres, por su parte, alimentaban sus rencores. Existía rivalidad en todo, desde el precio del carbón al banco de la iglesia. Y encima de todo estaba el viento, también incesante, que crispaba los nervios. Había epidemias de suicidio y casos frecuentes de locura, a menudo homicida.


Había transcurrido una parte de la velada cuando el pastor fue a buscar un saquito del que vertió una montañita de bellotas sobre la mesa. Empezó a mirarlas una por una, con gran concentración, separando las buenas de las malas. Yo fumaba en mi pipa. Me ofrecí para ayudarle. Pero me dijo que era su trabajo. Y de hecho, viendo el cuidado que le dedicaba, no insistí. Esa fue toda nuestra conversación. Cuando ya hubo separado una cantidad suficiente de bellotas buenas, las separó de diez en diez, mientras iba quitando las más pequeñas o las que tenían grietas, pues ahora las examinaba más detenidamente. Cuando hubo seleccionado cien bellotas perfectas, descansó y se fue a dormir.


Se sentía una gran paz estando con ese hombre, y al día siguiente le pregunté si podía quedarme allí otro día más. Él lo encontró natural, o para ser más preciso, me dio la impresión de que no había nada que pudiera alterarle. Yo no quería quedarme para descansar, sino porque me interesó ese hombre y quería conocerle mejor. Él abrió el redil y llevó su rebaño a pastar. Antes de partir, sumergió su saco de bellotas en un cubo de agua.


Me di cuenta de que en lugar de cayado, se llevó una varilla de hierro tan gruesa como mi pulgar y de metro y medio de largo. Andando relajadamente, seguí un camino paralelo al suyo sin que me viera. Su rebaño se quedó en un valle. Él lo dejó a cargo del perro, y vino hacia donde yo me encontraba. Tuve miedo de que me quisiera censurarme por mi indiscreción, pero no se trataba de eso en absoluto: iba en esa dirección y me invitó a ir con él si no tenía nada mejor que hacer. Subimos a la cresta de la montaña, a unos cien metros.


Allí empezó a clavar su varilla de hierro en la tierra, haciendo un agujero en el que introducía una bellota para cubrir después el agujero. Estaba plantando un roble. Le pregunté si esa tierra le pertenecía, pero me dijo que no. ¿Sabía de quién era?. No tampoco. Suponía que era propiedad de la comunidad, o tal vez pertenecía a gente desconocida. No le importaba en absoluto saber de quién era. Plantó las bellotas con el máximo esmero. Después de la comida del mediodía reemprendió su siembra. Deduzco que fui bastante insistente en mis preguntas, pues accedió a responderme. Había estado plantado cien árboles al día durante tres años en aquel desierto. Había plantado unos cien mil. De aquellos, sólo veinte mil habían brotado. De éstos esperaba perder la mitad por culpa de los roedores o por los designios imprevisibles de la Providencia. Al final quedarían diez mil robles para crecer donde antes no había crecido nada.


Entonces fue cuando empecé a calcular la edad que podría tener ese hombre. Era evidentemente mayor de cincuenta años. Cincuenta y cinco me dijo. Su nombre era Elzeard Bouffier. Había tenido en otro tiempo una granja en el llano, donde tenía organizada su vida. Perdió su único hijo, y luego a su mujer. Se había retirado en soledad, y su ilusión era vivir tranquilamente con sus ovejas y su perro. Opinaba que la tierra estaba muriendo por falta de árboles. Y añadió que como no tenía ninguna obligación importante, había decidido remediar esta situación.


Como en esa época, a pesar de mi juventud, yo llevaba una vida solitaria, sabía entender también a los espíritus solitarios. Pero precisamente mi juventud me empujaba a considerar el futuro en relación a mí mismo y a cierta búsqueda de la felicidad. Le dije que en treinta años sus robles serían magníficos. Él me respondió sencillamente que, si Dios le conservaba la vida, en treinta años plantaría tantos más, y que los diez mil de ahora no serían más que una gotita de agua en el mar.


Además, ahora estaba estudiando la reproducción de las hayas y tenía un semillero con hayucos creciendo cerca de su casita. Las plantitas, que protegía de las ovejas con una valla, eran preciosas. También estaba considerando plantar abedules en los valles donde había algo de humedad cerca de la superficie de la tierra.


Al día siguiente nos separamos.


Un año más tarde empezó la Primera Guerra Mundial, en la que yo estuve enrolado durante los siguientes cinco años. Un "soldado de infantería" apenas tenía tiempo de pensar en árboles, y a decir verdad, la cosa en sí hizo poca impresión en mí. La había considerado como una afición, algo parecido a una colección de sellos, y la olvidé.


Al terminar la guerra sólo tenía dos cosas: una pequeña indemnización por la desmovilización, y un gran deseo de respirar aire freco durante un tiempo. Y me parece que únicamente con este motivo tomé de nuevo la carretera hacia la "tierra estéril".


El paisaje no había cambiado. Sin embargo, más allá del pueblo abandonado, vislumbré en la distancia un cierto tipo de niebla gris que cubría las cumbres de las montañas como una alfombra. El día anterior había empezado de pronto a recordar al pastor que plantaba árboles. "Diez mil robles -pensaba- ocupan realmente bastante espacio". Como había visto morir a tantos hombres durante aquellos cinco años, no esperaba hallar a Elzeard Bouffier con vida, especialmente porque a los veinte años uno considera a los hombres de más de cincuenta como personas viejas preparándose para morir... Pero no estaba muerto, sino más bien todo lo contrario: se le veía extremadamente ágil y despejado: había cambiado sus ocupaciones y ahora tenía solamente cuatro ovejas, pero en cambio cien colmenas. Se deshizo de las ovejas porque amenazaban los árboles jóvenes. Me dijo -y vi por mí mismo- que la guerra no le había molestado en absoluto. Había continuado plantando árboles imperturbablemente. Los robles de 1.910 tenían entonces diez años y eran más altos que cualquiera de nosotros dos. Ofrecían un espectáculo impresionante. Me quedé con la boca abierta, y como él tampoco hablaba, pasamos el día en entero silencio por su bosque. Las tres secciones medían once kilómetros de largo y tres de ancho. Al recordar que todo esto había brotado de las manos y del alma de un hombre solo, sin recursos técnicos, uno se daba cuenta de que los humanos pueden ser también efectivos en términos opuestos a los de la destrucción...


Había perseverado en su plan, y hayas más altas que mis hombros, extendidas hasta el límite de la vista, lo confirmaban. me enseñó bellos parajes con abedules sembrados hacía cinco años (es decir, en 1.915), cuando yo estaba luchando en Verdún. Los había plantado en todos los valles en los que había intuido -acertadamente- que existía humedad casi en la superficie de la tierra. Eran delicados como chicas jóvenes, y estaban además muy bien establecidos.


Parecía también que la naturaleza había efectuado por su cuenta una serie de cambios y reacciones, aunque él no las buscaba, pues tan sólo proseguía con determinación y simplicidad en su trabajo. Cuando volvimos al pueblo, vi agua corriendo en los riachuelos que habían permanecido secos en la memoria de todos los hombres de aquella zona. Este fue el resultado más impresionante de toda la serie de reacciones: los arroyos secos hacía mucho tiempo corrían ahora con un caudal de agua fresca. Algunos de los pueblos lúgubres que menciono anteriormente se edificaron en sitios donde los romanos habían construido sus poblados, cuyos trazos aún permanecían. Y arqueólogos que habían explorado la zona habían encontrado anzuelos donde en el siglo XX se necesitaban cisternas para asegurar un mínimo abastecimiento de agua.


El viento también ayudó a esparcir semillas. Y al mismo tiempo que apareció el agua, también lo hicieron sauces, juncos, prados, jardines, flores y una cierta razón de existir. Pero la transformación se había desarrollado tan gradualmente que pudo ser asumida sin causar asombro. Cazadores adentrándose en la espesura en busca de liebres o jabalíes, notaron evidentemente el crecimiento repentino de pequeños árboles, pero lo atribuían a un capricho de la naturaleza. Por eso nadie se entrometió con el trabajo de Elzeard Bouffier. Si él hubiera sido detectado, habría tenido oposición. Pero era indetectable. Ningún habitante de los pueblos, ni nadie de la administración de la provincia, habría imaginado una generosidad tan magnífica y perseverante.


Para tener una idea más precisa de este excepcional carácter no hay que olvidar que Elzeald trabajó en una soledad total, tan total que hacía el final de su vida perdió el hábito de hablar, quizá porque no vio la necesidad de éste.


En 1.933 recibió la visita de un guardabosques que le notificó una orden prohibiendo encender fuego, por miedo a poner en peligro el crecimiento de este bosque natural. Esta era la primera vez -le dijo el hombre- que había visto crecer un bosque espontáneamente. En ese momento, Bouffier pensaba plantar hayas en un lugar a 12 km. de su casa, y para evitar las ideas y venidas (pues contaba entonces 75 años de edad), planeó construir una cabaña de piedra en la plantación. Y así lo hizo al año siguiente.


En 1.935 una delegación del gobierno se desplazó para examinar el "bosque natural". La componían un alto cargo del Servicio de Bosques, un diputado y varios técnicos. Se estableció un largo diálogo completamente inútil, decidiéndose finalmente que algo se debía hacer... y afortunadamente no se hizo nada, salvo una única cosa que resultó útil: todo el bosque se puso bajo la protección estatal, y la obtención del carbón a partir de los árboles quedó prohibida. De hecho era imposible no dejarse cautivar por la belleza de aquellos jóvenes árboles llenos de energía, que a buen seguro hechizaron al diputado.


Un amigo mío se encontraba entre los guardabosques de esa delegación y le expliqué el misterio. Un día de la semana siguiente fuimos a ver a Elzeard Bouffier. Lo encontramos trabajando duro, a unos diez kilómetros de donde había tenido lugar la inspección.


El guardabosques sabía valorar las cosas, pues sabía cómo mantenerse en silencio. Yo le entregué a Elzeard los huevos que traía de regalo. Compartimos la comida entre los tres y después pasamos varias horas en contemplación silenciosa del paisaje...


En la misma dirección en la que habíamos venido, las laderas estaban cubiertas de árboles de seis a siete metros de altura. Al verlos recordaba aún el aspecto de la tierra en 1.913, un desierto... y ahora, una labor regular y tranquila, el aire de la montaña fresco y vigoroso, equilibrio y, sobre todo, la serenidad de espíritu, habían otorgado a este hombre anciano una salud maravillosa. Me pregunté cuántas hectáreas más de tierra iba a cubrir con árboles.


Antes de marcharse, mi amigo hizo una sugerencia breve sobre ciertas especies de árboles para los que el suelo de la zona estaba especialmente preparado. No fue muy insistente; "por la buena razón -me dijo más tarde- de que Bouffier sabe de ello más que yo". Pero, tras andar un rato y darle vueltas en su mente, añadió: "¡y sabe mucho más que cualquier persona, pues ha descubierto una forma maravillosa de ser feliz!".


Fue gracias a ese hombre que no sólo la zona, sino también la felicidad de Bouffier fue protegida. Delegó tres guardabosques para el trabajo de proteger la foresta, y les conminó a resistir y rehusar las botellas de vino, el soborno de los carboneros.


El único peligro serio ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Como los coches funcionaban con gasógeno, mediante generadores que quemaban madera, nunca había leña suficiente. La tala de robles empezó en 1.940, pero la zona estaba tan lejos de cualquier estación de tren que no hubo peligro. El pastor no se enteraba de nada. Estaba a treinta kilómetros, plantando tranquilamente, ajeno a la guerra de 1.939 como había ignorado la de 1.914.


Vi a Elzeard Bouffier por última vez en junio de 1.945. Tenía entonces ochenta y siete años. Volví a recorrer el camino de la "tierra estéril"; pero ahora en lugar del desorden que la guerra había causado en el país, un autobús regular unía el valle del Durance y la montaña. No reconocí la zona, y lo atribuí a la relativa rapidez del autobús... Hasta que vi el nombre del pueblo no me convencí de que me hallaba realmente en aquella región, donde antes sólo había ruinas y soledad.


El autobús me dejó en Vergons. En 1.913 este pueblecito de diez o doce casas tenía tres habitantes, criaturas algo atrasadas que casi se odiaban una a otra, subsistiendo de atrapar animales con trampas, próximas a las condiciones del hombre primitivo. Todos los alrededores estaban llenos de ortigas que serpenteaban por los restos de las casas abandonadas. Su condición era desesperanzadora, y una situación así raramente predispone a la virtud.
Todo había cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y ásperos que solían soplar, ahora corría una brisa suave y perfumada. Un sonido como de agua venía de la montaña. Era el viento en el bosque; pero más asombro era escuchar el auténtico sonido del agua moviéndose en los arroyos y remansos. Vi que se había construido una fuente que manaba con alegre murmullo, y lo que me sorprendió más fue que alguien había plantado un tilo a su lado, un tilo que debería tener cuatro años, ya en plena floración, como símbolo irrebatible de renacimiento.


Además, Vergons era el resultado de ese tipo de trabajo que necesita esperanza, la esperanza que había vuelto. Las ruinas y las murallas ya no estaban, y cinco casas habían sido restauradas. Ahora había veinticinco habitantes. Cuatro de ellos eran jóvenes parejas. Las nuevas casas, recién encaladas, estaban rodeadas por jardines donde crecían vegetales y flores en una ordenada confusión. Repollos y rosas, puerros y margaritas, apios y anémonas hacían al pueblo ideal para vivir.


Desde ese sitio seguí a pie. La guerra, al terminar, no había permitido el florecimiento completo de la vida, pero el espíritu de Elzeard permanecía allí. En las laderas bajas vi pequeños campos de cebada y de arroz; y en el fondo del valle verdeaban los prados.


Sólo fueron necesarios ocho años desde entonces para que todo el paisaje brillara con salud y prosperidad. Donde antes había ruinas, ahora se encontraban granjas; los viejos riachuelos, alimentados por las lluvias y las nieves que el bosque atrae, fluían de nuevo. Sus aguas alimentaban fuentes y desembocan sobre alfombras de menta fresca. Poco a poco, los pueblecitos se habían revitalizado. Gentes de otros lugares donde la tierra era más cara se habían instalado allí, aportando su juventud y su movilidad. Por las calles uno se topaba con hombres y mujeres vivos, chicos y chicas que empezaban a reír y que habían recuperado el gusto por las excursiones. Si contábamos la población anterior, irreconocible ahora que gozaba de cierta comodidad, más de diez mil personas debían en parte su felicidad a Elzeard Bouffier.


Por eso, cuando reflexiono en aquel hombre armado únicamente por sus fuerzas físicas y morales, capaz de hacer surgir del desierto esa tierra de Canaan, me convenzo de que a pesar de todo la humanidad es admirable. Cuando reconstruyo la arrebatadora grandeza de espíritu y la tenacidad y benevolencia necesaria para dar lugar a aquel fruto, me invade un respeto sin límites por aquel hombre anciano y supuestamente analfabeto, un ser que completó una tarea digna de Dios.


(Elzeard Bouffier murió pacíficamente en 1.947 en el hospicio de Banon).


Jean Giono.

Rando les Brumes de l'Automne : Organisation et transport

Ce dimanche 17 Octobre aura lieu la randonnée des Brumes de l'Automne à La Croix St Ouen près de Compiègne.

Les distances sont de 25, 50 et 72 kms au choix. Tout le monde est bienvenu sur cette randonnée et on peut décider du parcours sur place en fonction des envies et de la météo. Je compte emmener l'appareil photo pour faire quelques clichés comme d'habitude.

Le RDV pour le départ de Senlis est fixé à 08h00 sur le parking habituel.

Si vous avez besoin de transport pour vous-mêmes et/ou votre vélo, il resterait encore de la place avec Fabrice, Patrick et Thibaut. Le mieux est de vérifier et tout coordonner à l'aide de la mail liste (vcsenlis@googlegroups.com) ou bien en laissant vos commentaires en bas de ce billet.
  
Adresse précise sur Google Maps  http://maps.google.fr/maps?hl=fr&expIds=25657,26637,26710,26993&xhr=t&q=salle+des+sports+Vermeulen+%C3%A0+Lacroix+St+Ouen&cp=44&um=1&ie=UTF-8&sa=N&tab=wl

PS : Perso, je prévois une petite sortie route " tranquille² " samedi matin si MTO clémente.

² - je dis toujours ça, même si...

mercredi 13 octobre 2010

Ken Robinson: Es hora de hacer la revolución educativa!

Ken Robinson, de quien hemos hablado en ésta entrada y que seguro algunos habrán visto en el video ¿Las escuelas matan la creatividad?, presenta de nuevo una importante charla en TED 2010, llamada "La revolución en la educación".



En éste video que podrán ver a continuación, Robinson profundiza en la necesidad de transformar el concepto de educación y da ejemplos en la historia donde se realizaron importantes cambios paradigmáticos que permitieron la transformación del proceso de aprendizaje.






Ken Robinson: Bring on the learning Revolution

Reseña tomada de: http://veronicavera-factorhumano.com/?p=732





1. Crisis de Recursos Humanos


La humanidad está enfrentando dos grandes crisis: una crisis climática y una crisis de recursos humanos. Nuestros talentos no sólo no son desarrollados en su potencialidad, sino que es aún más grave: muchas personas pasan su vida sin haber descubierto su talento, sin saber para qué son buenos. En vez de disfrutar lo que hacen, simplemente lo soportan o resisten, y sólo esperan a que llegue pronto el fin de semana. Y el sistema educativo es gran responsable de esta “desviación” del talento natural, por eso no necesita una reforma: la educación necesita una revolución.




Desafiar el Orden establecido como “natural”



El gran desafío es innovar en la educación. Pero esto es difícil, porque significa desafiar lo que damos por sentados, lo que siempre hemos creído como correcto, porque hay que desafiar el “sentido común”. Si estamos ante una situación nueva, (como la que estamos) hay que pensar de nuevo y actuar de nuevo. Debemos “desencantarnos” con el orden “natural” de las cosas, para que nuestras ideas, formadas para enfrentar las circunstancias del siglo pasado, se adapten para enfrentar los crecientes y cambiantes desafíos del presente siglo.




La Vida es un Proceso Orgánico


Tenemos que terminar con la idea de “linealidad”, eso de que comienzas en este punto y terminas en ese otro punto, y si haces todo bien, tienes toda tu vida arreglada. Estamos obsesionados  con la idea de que entrar a la universidad es lo máximo, y nos olvidamos que NO TODOS necesitan ir al a universidad y/o NO TODOS necesitan ir al mismo tiempo. La vida no es un proceso lineal, es un proceso orgánico. Vamos creando nuestra vida a medida que exploramos y descubrimos nuestros talentos, ayudados por una serie de circunstancias. Debemos  repensar esta concepción única que tenemos de capacidad, talento e inteligencia. Porque la comunidad humana se sustenta en una diversidad de talentos.




Sistema Educativo: pasar de un Modelo Fast-Food a un Modelo Agrícola


Nuestro actual sistema educativo se basa en el modelo Fast-Food: lineal, industrial, conformista, mecánico, estandarizado y que sólo está empobreciendo nuestro espíritu y energías.  Necesitamos un modelo no-estandarizado, que se adapte a las circunstancias locales y personales, porque el talento humano es inmensamente diverso. Necesitamos pasar a un modelo agrícola, porque el florecimiento humano es un proceso orgánico, y emulando al agricultor, no se pueden predecir los resultados, sólo se pueden crear las condiciones para que el talento y la pasión y la vida florezcan, eso es educación. La pasión debe ser nuestra guía, hacer lo que amamos, lo que nos llena de energías y entusiasma nuestro espíritu.






Entrada anterior de Actualidad Zeitgeist con mas información de Ken Robinson:

http://zeitgeistcolombia.blogspot.com/2010/03/resena-tomada-de-el-blog-alternativo.html