“A mediados del siglo veinte”, dice Hella, “recuerdo que el Centro para el Estudio de las Instituciones Democráticas se dedicó a estudiar lo que harían las personas con su tiempo libre, cuando ya no fueran esclavizados por la necesidad de trabajar a cambio de un cheque de remuneración semanal. Invitaron a una de sus conferencias semanales a Daniel Nugent, que vivía en una colina cercana. Nugent había tenido una gran tienda por departamentos en San Luis y la había vendido en 1916, cuando tenía sólo veintisiete años. Se retiró a Santa Bárbara y pasó sus días leyendo, estudiando, pensando, disfrutando de la belleza de los alrededores y usando su dinero para ayudar a otras personas. Uno a uno, los participantes en la sala de conferencia discutieron sobre el problema de qué hacer con el tiempo ocioso en un mundo sin empleos. “¿Qué pasará cuando la vida de hombres y mujeres no esté estructurada? ¿Podrán tomar sus propias decisiones? ¿Podrán utilizar sus propios recursos para construirse una vida que valga la pena? Nugent, que había estado sentado, escuchando, protestó enérgicamente, 'Señores, yo mismo no he tenido una actividad remunerada durante los últimos 45 años ―y les puedo asegurar que el día no tiene suficientes horas”. “Nugent era un hombre inteligente”, señala uno de los hombres de mayor edad en el grupo. “Él dio en el clavo de nuestro problema. Nuestras vidas no son lo suficientemente longevas, a pesar de la reducción del tiempo que se necesita para dormir. Es imposible para cualquier individuo alcanzar a experimentar incluso una milésima parte de las actividades disponibles en el mundo actual. Y dado que, a medida que nuestra civilización avanza todos nuestros horizontes se expanden constantemente, tal parece, que un individuo alcanza a experimentar cada vez menos de nuestra civilización.”
Extracto del libro (pdf) Mirando Hacia Adelante (Looking Forward) de Jacque Fresco y Kenneth S. Keyes Jr., p. 84
Para descargar el libro: http://www.mediafire.com/?wwzqdn2d3ti
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