lundi 28 septembre 2009

El abuso de la autoridad




Hoy tuve que experimentar en carne propia aquello de lo cuál se queja con mayor frecuencia la gente en todas partes; el abuso de autoridad por parte de quienes usan un uniforme.

¿Por qué suceden cosas como estas? ¿No se supone que las autoridades están para proteger a las demás personas?. Hoy en la tarde, viniendo por el anillo vial Girón-Floridablanca, tuve la mala fortuna de encontrarme con un puesto de control de la policía de carreteras, al principio todo normal sin problemas, pero cuando el policía que nos detuvo, encontró una excusa para hacernos un comparendo, se quedó esperando a que le dijera que cuanta plata quería para no hacerlo, pero cuando le respondí, que hiciera el parte, y que me devolviera los papeles, empezó a buscar algo más para hacerme otro parte, desafortunadamente para él no pudo encontrarlo y tuvo que dejarnos ir...... Este no era un policía de tránsito (o como se les llama popularmente "un chupa"). No, este era un policía de carreteras.

El principal problema, cuando se le entrega autoridad a alguien que no tiene una preparación académica suficiente, ésta persona, (quien vive llena de resentimiento porque no fue capaz de hacer algo diferente con su vida) goza de la autoridad que le ha sido dada para, sentirse superior con las demás personas, abusa de esta autoridad para someter a aquellos que se ven obligados a tener que acatar las órdenes que imparte.

Generalmente en los llamados puntos de control vial, estos hombres (quienes nunca están al mando ya sea de un suboficial o un oficial), lo que siempre buscan al detener un vehículo, es obtener un soborno, ya sea de parte del conductor o del propietario del vehículo (que en la mayoría de los casos son la misma persona), y en si la persona no hace esto y por el contrario, prefiere que le impongan una multa, se dará cuenta en realidad de lo que son capaces estos tipos de hacer, cuando no obtienen lo que esperaban (lo cual puede traducirse en otro parte, detener su vehículo o algo peor).

Cosas como esta suceden todos los días, en todas partes, y nos preguntamos, ¿por qué no se hace nada al respecto?

Generalmente, las personas que sufren estos abusos no denuncian estos hechos y así evitarse un problema mayor. Pero no hay que dejarse amedrentar por esta clase de personas, que se escudan detrás de una placa, o un uniforme para desquitarse del resto de la sociedad, ya sea por el simple hecho de sentirse poderosos al hacerlo, o para sacar su resentimiento a relucir y así castigar a aquellos que de una forma u otra, lograron con esfuerzo y sacrificio tener una vida mejor que la suya.

Invito a todos aquellos que tengan la oportunidad de leer estas líneas para que, si en algún momento han sufrido esta clase de atropellos, los denuncien; la policía en todas las ciudades cuenta con una línea de atención al ciudadano, la cuál recibe estas quejas y las procesa.

Tal vez, no siempre se pueda lograr que se le ponga un alto a situaciones de este tipo, pero a medida que se logre aumentar el número de denuncias algo deberá pasar. Todos aquellos que ejercen este tipo de autoridad, deben entender que al vestir un uniforme adquieren una responsabilidad hacía el resto de los ciudadanos, y cada una de estas personas merece ser tratada con respeto y teniendo siempre presente, los derechos que cada persona tiene.

El no contar en este caso, con personas idóneas para ejercer este tipo de autoridad, tiene que ser observado más detalladamente, por los hombres que ejercen como sus comandantes primarios.

En un país como el nuestro en el cuál se sufre día a día con guerrilleros, paramilitares, bandas emergentes, o delincuencia común, no deberíamos que también tener que sufrir los atropellos de aquellos que se supone están para mantener la paz. Un saludo a todos.

Escrito por Javier Augusto Vásquez Medina.

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