A lo largo de los años han ido apareciendo gran cantidad de series de televisión crédulas, acríticas y «especiales» sobre percepción extrasensorial, canalización, el triángulo de las Bermudas, ovnis, antiguos astronautas, Big-Foot y cosas similares. La importante serie «In Search of...» empieza con una renuncia a la responsabilidad de presentar una visión equilibrada del tema. Se ve en ella una sed de maravillas que no está templada ni siquiera por el escepticismo científico más rudimentario.
Prácticamente cualquier cosa que uno diga ante la cámara es verdad. La idea de que pueda haber explicaciones alternativas que se decidirían según el peso de las pruebas no aparece nunca. Lo mismo ocurre con «Sightings» y «Unsolved Mysteries» —en los que, como sugiere el propio título, se aceptan muy mal las soluciones prosaicas— y un número incontable de otros clones.
«In Search of...» toma con frecuencia un tema intrínsecamente interesante y distorsiona sistemáticamente la prueba. Si hay una explicación científica racional y una que requiere la explicación para-normal o psíquica más extravagante, podemos estar seguros de cuál se destacará. Un ejemplo casi al azar: se presenta un autor que dice que más allá de Plutón hay un gran planeta. La prueba que aporta son sellos cilíndricos de la antigua Sumeria, cincelados mucho antes de la invención del telescopio. Dice que los astrónomos profesionales cada vez aceptan más sus puntos de vista. No se hace mención siquiera a que los astrónomos —que estudian los movimientos de Neptuno, Plutón— y las cuatro naves espaciales que hay más allá no han sido capaces de encontrar un solo rastro del supuesto planeta.
Los gráficos son indiscriminados. Cuando un narrador que no sale en pantalla habla de dinosaurios, vemos un mamut lanudo. El narrador describe un aerodeslizador; la pantalla muestra el despegue de un transbordador espacial. Oímos hablar de lagos y llanuras inundadas, pero se nos muestran montañas. No importa. Las imágenes son tan indiferentes a los hechos como la voz en off.
El Mundo y sus Demonios, p. 402 - 403.
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